SURrealismo Latinoamericano
Apuntes sobre el surrealismo
en América Latina
Patricia M. Artundo
Les Chants de Maldoror (1869) del poeta franco-uruguayo Isidore Ducasse (Montevideo, 1846 – París, 1870), publicado bajo el seudónimo Conde de Lautrémont, fue una obra clave para el surrealismo francés, reconocida como precursora por figuras como André Breton, Louis Aragon, Paul Eluard y Philippe Soupault.
En 1964, apareció una traducción al español, la segunda, en una edición crítica a cargo del argentino Aldo Pellegrini, poeta, ensayista, traductor, crítico de arte y gestor cultural. Para ese entonces, Pellegrini podía reivindicar para sí el haber sido fundador en 1926 del “primer grupo surrealista de habla española y seguramente el primer grupo surrealista en un idioma distinto del francés”. 1 A ello también había sumado el haber sido uno de los directores de Qué. Revista de inte-rrogantes (2 números entre 1928 y 1930), la “Primera revista exclusivamente surrealista e habla española”, como lo declaraba en 1967 en el catálogo de la exposición Su-rrealismo en la Argentina.
Las definiciones de Pellegrini, lejos de ser anecdóticas, señalan dos aspectos del surrealismo en América Latina que nos interesa destacar. Para cuando daba su testimonio ya a comienzos de la década de 1970, él era absolutamen-te consciente de uno de los rasgos que caracterizaron al surrealismo a uno y otro lado del Atlántico. Se trataba de la conformación de núcleos locales repre-sentantes o ligados directamente a la poética surrealista, colectivos de artis-tas y escritores que habían surgido en otros países como Chile, Perú y México. También la reivindicación de la revista Qué puede ser entendida como el resul-tado de la necesidad de diferenciarse del resto de las publicaciones surgidas en torno al surrealismo. Por ejemplo, el grupo chileno Mandrágora, alrededor de la revista homónima, podría haber reivindicado para sí el haber publicado la revista surrealista latinoamericana de más larga duración (7 números entre 1938 y 1943).