Tola Invernizzi

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Trayectoria del hacedor de arte
A Tola Invernizzi le llevó treinta años cristalizar su lenguaje característico, crear con coherencia tanto estilística como temática y transformarse en un “raro” dentro del arte uruguayo. Las obras más idiosincrásicas –elaboradas ya en un lenguaje que estaba muy lejos de pruebas y errores, y se afi rmaba con consistencia y originalidad, haciendo un aporte valioso al arte uruguayo y latinoamericano-, las empezó a crear cuando ya tenía casi sesenta años y prosiguió así hasta su fallecimiento. En los ochenta y noventa materializó sus pinturas y carbonillas más atrevidas revelando nuevos potenciales y nuevas maneras de expresar la plenitud alcanzada.
A fi nes de los sesenta sus investigaciones desembocaron en pinturas que testimonian el empleo de colores más exaltados y hablan de un acrecentado poder de fabulación. Máquina de cazar misterios (c.1970) es una obra que indica que Tola estaba buscando una expresividad que luego adoptaría sin más titubeos. En sus pinturas más destacadas, Tola abordó diversos temas, algunos de los cuales trataba también en grabado y dibujo, ya que cuando encontraba un motivo que convocaba su creatividad lo planteaba de formas disímiles y con técnicas diferentes. Una constante de fi nes de los años sesenta, que se acentuó en los ochenta y noventa, es la valoración y el rescate de la imaginación febril plasmada en forma torrencial, volcánica tempestuosa con algunos breves momentos de sosegada calma. José Luis, “Tola”, Invernizzi (1918-2001) fue un artista impar y el suyo es un legado singular a las artes plásticas del Uruguay. Un contribución de osadía cromática, de furiosa libertad expresiva, de imaginería desatada, de creatividad paroxística, para transmitir hondos contenidos sociales y éticos. Durante décadas el personaje carismático encandilo y se impuso al artista. Es comprensible. Rara vez se conjugan tantas características deslumbrantes y entrañables en una sola persona. Tola se destaco por su bondad, generosidad, capacidad de amar y la manera en que se jugaba en el terreno de la amistad y solidaridad. Se comprometió con la vida política y con la realidad cotidiana. Tuvo un espíritu aventurero y fue un personaje lleno de experiencias y anécdotas extraordinarias mientras desarrollo también un poder fabulador y una esencia poética para mirar la vida. A la vez, sus vivencias en el terreno deportivo, amatorio, y en la noche montevideana, lo hacían un personaje original en el ambiente cultural. Era capaz de entregarse a cada aspecto de la vida con arrojo. La picardía, el sentido del honor, el encanto, sumados a la seducción permanente, maravillaron.
Alicia Haber

Prensa

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